Los días de Carlitos
[portada]

JOVEN DRAMATURGIA VOL. 2

Manuel Barragán
Chantal Torres M.
Miguel Ángel Sánchez
Rafael Pérez de la Cruz

Diseño de portada: Álvaro Jasso

Primera edición, julio 2015

© Publicaciones Malaletra Internacional

La adquisición de alguna de estas obras no incluye los derechos para llevarla a escena. Para adquirir los derechos escribir a sus respectivos autores.

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Hecho en México

Introducción

Al igual que el primer volumen, esta antología es una selección de obras que participaron en el Festival de la Joven Dramaturgia, en este caso de su 12º edición, en 2014. Los textos que componen el libro son: Colisiones de Manuel Barragán (Morelia, Mich.), Afuera de Chantal Torres (Tijuana, BC), Temor de catalejo de Miguel Ángel Sánchez (Querétaro, Qro.) y ADN diente de león de Rafael Pérez de la Cruz (Puebla, Pue.). Esta última participó en 2013 como lectura dramatizada, pero en ese entonces al editor de Malaletra, Álvaro Jasso, no le interesó la obra para publicarla en el primer volumen, pero cuando en 2014 se presentó ya la puesta en escena cambió totalmente su percepción.

Lo que me llama la atención del caso comentado es que ejemplifica el problema que suponen los textos teatrales a la lectura y cómo es completada en la puesta en escena. Otra particularidad de ADN diente de león es que es la única obra de teatro narrado dentro de la antología, a diferencia del año pasado en que la mayoría eran narradas y solo una dialogada. Dejando de lado las características formales de la obra, es una historia conmovedora de un preadolescente, pensada para jóvenes públicos. El personaje principal, Chuy, cuenta al lector/espectador su primer amor, sus amigos de la escuela y una situación familiar desafortunada. Uno de los mayores aciertos de Pérez de la Cruz es que no victimiza a su personaje.

Temor del catalejo es la primera obra de Miguel Ángel Sánchez y como todas las primeras obras tiene varios problemas, sobre todo en la manera de dar la información mediante diálogos, pero realmente es una muy buena primer obra, con un halo de ciencia ficción que la hace muy particular y divertida.

Afuera de Chantal Torres es una de las pocas obras con mirada femenina sobre los feminicidios y curiosamente en la obra únicamente hay personajes masculinos. Pienso en las obras de Alejandro Román o Pilo Galindo que abordan esta temática y siempre los personajes principales son las víctimas. Torres lo aborda desde la ausencia, ya no hay más mujeres y los sobrevivientes, todos hombres, habitan un mundo sórdido, desolado e impregnado por el luto.

Por último, Colisiones de Manuel Barragán es una obra ágil, divertida, absurda y conmovedora muy al estilo de Alejandro Ricaño. Incluso la estructura es muy cercana a Idiotas contemplando la nieve de Ricaño, donde se cruzan varios personajes desconocidos entre sí que participan, sin saberlo, en sus historias y finalmente son parte de un suceso extraordinario. De las obras de la antología es la más cómica, pero no por eso es frívola, todo lo contrario.

No hay un común denominador entre las obras de la antología, por el contrario es un amplio panorama de temáticas y teatralidades, tal como lo es la actual dramaturgia mexicana.

Alejandra Serrano

Prólogo

Tres automóviles cerca de una glorieta, sus conductores van a una velocidad considerable.

TERE: Y es que hay cosas imparables, a medida que avanzan toman más velocidad y más y más, y se salen de control y no puedes detenerlas y pides a gritos un milagro, un impacto, algo que se cruce en el camino y lo detenga para siempre.

DANIEL: Recuerdo una tarde de noviembre

DON: Íbamos en el carro

FRAN: Cerca de la glorieta. Él ya iba muerto

TERE: Ellos estaban felices, tomaban, escuchaban una canción

DON: Ella deseaba con todas sus fuerzas un milagro

DANIEL: En mi cabeza escuchaba nuestras discusiones

FRAN: Mientras avanzaba hacia mi final

TERE: Pensaba en lo que iba dejando atrás

DON: Seguíamos avanzando

TERE: De pronto una señora

DANIEL: No se da cuenta y atraviesa la calle

FRAN: Frenó para no arrollarla

DON: Se detuvo

FRAN: Y detuvo mi carro

DANIEL: Su carro detuvo el mío. En ese instante recordé toda mi vida

TERE: Mis ojos abiertos pisando el freno

FRAN: Una película de mi vida

DON: La vida

1

SEÑORA: Marco era gerente en un banco, Daniel era gerente en un Vips, se conocieron gracias a su trabajo, el banco quedaba justo frente al café, por lo que todas las noches Marco pasaba a cenar para poder ver a Daniel. Daniel, con su trajecito de gerente, pasaba constantemente a las mesas a preguntar a los clientes si los atendían bien o si necesitaban algo. Un día salieron, se conocieron y decidieron vivir juntos.

DANIEL: El año pasado me vine a vivir con él. Yo pensé que tal vez mi falta de costumbre de vivir con alguien o que quizá él estaba pasando por un proceso personal, el cual yo debía esperar y dejarlo actuar por su propia cuenta; pero a un año de eso ciertas cosas se estaban repitiendo. Viernes 9:30 pm en nuestro departamento.

MARCO: ¿Me puedes hacer el moño de la corbata?

DANIEL: Señor gerente, qué dirían en su trabajo…

MARCO: Ya casi es hora, ayúdame por favor. ¿Qué haces vestido así?

DANIEL: Voy contigo… a la cena del banco.

MARCO: Sabes que no puedo llevarte.

DANIEL: No tendría nada de extraño que un amigo te acompañara.

MARCO: No es cualquier cena, es “La cena”.

DANIEL: Me compré esta camisa y los zapatos.

MARCO: Están bonitos. ¿Me los prestas?

DANIEL: ¿Y yo qué me pongo?

MARCO: Bebé, no puedes ir, entiende.

DANIEL: Por lo menos podrías decir que soy tu hermano.

MARCO: Mucha gente me conoce y saben que no tengo hermanos. Jimena pasará por mí. Los zapatos.

DANIEL: Ten. Otra vez esa vieja, ya estoy comenzando a creer que sí tiene algo contigo.

MARCO: Sabes que solo es una amiga, nos hace un favor.

DANIEL: ¿Entonces se supone que debería estarle agradecido?

MARCO: Por lo menos podrías portarte amable cuando viene. Debo irme. Me llevo tu coche.

DANIEL: ¿Y el tuyo?

MARCO: Está en el taller.

DANIEL: Cuídate, te quiero. (Intenta abrazarlo)

MARCO: (Rechaza el abrazo) Me arrugas. Adiós. Por cierto, vendrá mi mamá a pasar unos días con nosotros. Cambia todas tus cosas a la otra habitación.

SEÑORA: El departamento tenía solo dos recamaras. La de los novios y la de visitas. Pero cuando llegaban las visitas Daniel se cambiaba a la de huéspedes. El invitado se quedaba en la recámara de Marco y Marco se dormía en la sala. Solían decir que Daniel era un amigo que vivía ahí como inquilino.

2

SEÑORA: A esa misma hora en el café donde trabaja Daniel se daba otra situación. Don era director de teatro y Fran era actor. Era el lugar favorito para ellos durante muchos años, ya que podían tomar 40 tazas de café sin recibir una cuenta excesiva, mientras armaban algún proyecto. Incluso se reunían con todo el elenco a analizar textos y hacer trabajo de mesa.

DON: Quizá me ausente unos meses. Quiero descansar y olvidarme un poco de todo.

FRAN: Fui a comprar el periódico.

DON: ¿A estas horas de la noche?

FRAN: No, desde muy temprano.

DON: Déjame leer mi horóscopo. Veamos si me sucedió la predicción.

FRAN: Ya lo leí.

DON: ¡Qué bien! ¿Qué dice?

FRAN: ¿El periódico?

DON: Debo irme. Pide la cuenta.

FRAN: ¡Qué poca madre Don!

DON: ¿Qué?

FRAN: ¡Eres un hijo de la chingada!

DON: No sé de qué hablas.

FRAN: ¡Qué pocos huevos cabrón! ¡Por lo menos me lo hubieras dicho de frente!

DON: ¿Qué?

FRAN: Que no me quieres en la obra.

DON: No te estoy entendiendo.

FRAN: ¡Te dieron la puta beca!

DON: Ah, es por eso.

FRAN: ¿Pues qué más cabrón? Soy tu actor, de tu reparto de toda la vida. Debiste habérmelo dicho.

DON: Mira Francisco, no es nada personal, pero estoy buscando otras cosas. Tenemos más de veinte años trabajando juntos, busca algo diferente tú también.

FRAN: Precisamente por eso, cabrón. Yo le soy fiel a mi equipo y a mi gente.

DON: Necesito probar otros actores, otras formas de decir las cosas. No sabía cómo decírtelo, para esta obra necesito algo distinto.

FRAN: ¡No entiendes nada!

DON: El que no entiende nada eres tú. No te quiero en De profundis.

FRAN: He estado esperando un personaje así. Estoy en la edad justa, tengo 34 años, soy un actor en su momento. Nadie mejor que yo para interpretar a Wilde.

DON: Ya te dije que no.

FRAN: Eres un mal amigo. Traidor.

DON: No confundas las cosas.

FRAN: Y dime a quién le vas a hablar. Ah, ya sé, como ya tienes lana vas a traer un actor invitado del D.F. ¿A qué joto de la capital invitaste?

DON: Cálmate.

FRAN: No me voy a calmar. Ya lo entiendo todo, vas a traer a un maricón, para que haga el personaje. ¿Como Wilde era puto hay tela de dónde cortar no?

DON: No tengo a nadie. Voy a hacer un casting.

FRAN: No es necesario, desde que mi dijiste que harías la adaptación para teatro he estado analizando al personaje. Déjame hacerlo.

DON: Cuídate amigo. Que estés bien.

FRAN: ¡Nos vemos en el casting!

3

SEÑORA: Sábado 5:00 pm. Había dos cosas que caracterizaban a Don, su costumbre de ir al Vips y su necesidad de tener amigos con problemas. Esta tarde se encuentra con Tere, una maestra de biología y física de una secundaria.

DON: No puedes seguir tomando.

TERE: Déjame, de cualquier manera yo pagaré la cuenta. Yo sí tengo un trabajo.

DON: Me estás ofendiendo. Yo tengo mi trabajo.

TERE: Es la verdad amiguito. ¿Le llamas trabajar a dirigir una obra por año? ¿A dar un cursito de cinco días solo cuando te llaman?

DON: Me voy. Estás insoportable.

TERE: No, espérate necesito hablarte de algo importante. Estuve platicando con Fran. Ya supe lo de la beca.

DON: ¿Te fue a lloriquear para que me convenzas de meterlo a la obra?

TERE: Claro que no. A mí me tienen sin cuidado sus pleitos. Vine a hablar de nosotros, de mi futuro.

DON: No estoy entendiendo nada.

TERE: Mira, seré directa, a ti te dieron una beca por una fuerte cantidad de dinero. ¿Cierto?

DON: Sí.

TERE: Bien, en estos momentos mi situación económica no es la mejor. Necesito que me hagas un préstamo.

DON: No puedo hacer eso. Ese dinero aún no lo tengo en mi manos, acaban de dar los resultados. El primer cheque sale en dos meses.

TERE: ¿Y qué hay del préstamo? Fran me dijo que te firmó de aval y que el banco te prestó cincuenta.

DON: Ese dinero ya está prácticamente gastado. Es para que me hagan los diseños.

TERE: No estás entendiendo nada. Yo necesito ese dinero, debo hacer un viaje.

DON: ¿Un viaje?

TERE: Necesito resolver mi vida. ¡Me voy a Italia voy a buscar a Alberto!

DON: ¿Estás bien? Ese güey te abandonó y te estafó.

TERE: Eso no es cierto. Lo deportaron y necesitaba el dinero.

DON: ¡Se llevó tus ahorros de cinco años! Si no le hubieras soltado las tarjetas…

TERE: Eso es el amor, no tener miramientos ni limitar al otro.

DON: Eso es ser una pendeja.

TERE: ¿Puedes imaginarlo? Lo deportan, no tiene trabajo, ni manera de sobrevivir, el amor de mi vida debió pasarla muy mal.

DON: No lo puedes llamar “el amor de tu vida”, tan sólo salieron dos meses. ¿Suponiendo que te vas, crees encontrarlo? Han pasado diez años. ¿Dónde lo vas a buscar?

TERE: Tengo el nombre de la provincia donde me dijo que vivía, en los pueblitos todo mundo se conoce, no me será difícil. Además, dijo que me esperaría toda la vida, que nos amaríamos siempre, él es mi felicidad. Por eso necesito que me ayudes. Voy por él, nos casamos y le doy la residencia, así no tendrá que irse nunca. ¿Me vas a prestar el dinero?

DON: De verdad no puedo y si estuviera en mis posibilidades tampoco lo haría. Ese dinero lo tengo que pagar, ya no es mío. Además las becas son dinero de la gente, de sus impuestos, es para una obra de teatro para la gente; la gente necesita teatro.

TERE: No chingues. Ya salte de tu mundito de artistas fracasados y ve la realidad. La gente no necesita ver obras, la gente necesita cincuenta mil pesos para comprar unos putos boletos de avión para ir a Europa por el amor de su vida y regresar, y casarse y darle la residencia para que no se vuelva a ir.

DON: En verdad no lo haré.

TERE: ¿Te da envidia la felicidad ajena, verdad? Por eso no quieres verme feliz. Pero tú qué vas a saber del amor, si tus relaciones más largas son los fines de semana con las golfas que se pusieron pedas contigo y se quedaron a dormir en tu casa porque no tenías ni para pagarles el taxi.

DON: Buenas tardes Tere…

TERE: Aunque pensándolo bien ¿no será que has estado enamorado de mí en secreto? Claro, por eso no tienes relaciones largas con nadie, por eso estabas en contra de Alberto. No, Don, lo nuestro no puede ser, yo amo a otro.

DON: Deja de decir babosadas. Jamás me fijaría en ti.

TERE: Ya entiendo, aparte de pendeja soy fea.

DON: Ya me voy. Estás de lo peor.

TERE: No lo vas a conseguir, voy a ser feliz con Alberto.

SEÑORA: Don se levantó y se fue del lugar. Tere se quedó bebiendo hasta que Daniel y unos meseros la sacaron. Tere llegó hasta el estacionamiento. Se subió a su carro y se fue a su casa. Manejó alcoholizada cerca de 40 minutos. Por suerte no le pasó nada. Llegó a su casa pensando que al día siguiente todo estaría mejor.

4

SEÑORA: Esa noche de sábado, para ser más precisa a las 12:05, Daniel estaba cambiando todas sus cosas a la habitación de al lado, pues la madre de Marco llegaría el lunes muy temprano.

MARCO: ¿Ya terminaste de cambiar todo?

DANIEL: Todo.

MARCO: No, los zapatos no te los lleves. Todo mundo en la fiesta los admiró. ¿Me los regalas?

DANIEL: Quédatelos. ¿Cómo te fue en la fiesta?

MARCO: Bien, bailé mucho con Jime…

DANIEL: Deberíamos salir a un antro a bailar tú y yo.

MARCO: ¿Cómo se te ocurre? ¿Tú y yo bailando juntos?

DANIEL: A un antro de ambiente.

MARCO: Ni loco pisaré un lugar de esos.

DANIEL: Nunca salimos juntos, nunca hacemos nada. Hace meses que no platicamos. ¿Hace cuánto que no me preguntas cémo me fue en el trabajo?

MARCO: A ver, dime. ¿Cómo te fue en el trabajo?

DANIEL: Chinga tu madre.

MARCO: (Le da una bofetada) ¡Cállate pendejo!

DANIEL: A veces pienso que lo único que tenemos en común es calzar del mismo número.

MARCO: No te enojes. Mira, ven, vamos a tu cuarto.

DANIEL: ¿Qué cosa?

MARCO: Vamos a hacer algo rico…

(Comienzan a besarse, suena el celular de marco, él contesta)

MARCO: Hola Mami, ¿Bien y tú?

DANIEL: ¡Su pinche madre, su asquerosa, rechingada, puta y reputa madre! Me fui a recostar. Terminó de hablar con ella hasta la una de la mañana. Regresé a su habitación, me metí en su cama y lo abracé.

MARCO: ¿Qué haces?

DANIEL: Tengo frío ¿me abrazas?

MARCO: Estoy cansado.

DANIEL: Sólo un poco, en lo que te quedas dormido. Te prometo que cuando te duermas me voy. ¿Marco, me quieres?

MARCO: Dani, ya sabes que sí.

DANIEL: Dímelo, me gusta que me lo digas.

MARCO: Sí, te quiero. Buenas noches.

DANIEL: ¿Marco… me das un beso?

MARCO: ¡Por Dios, Daniel, basta!

DANIEL: Tengo ganas de hacerlo.

MARCO: Mañana lo hacemos.

DANIEL: Siempre es cuando tú quieres.

MARCO: ¡Qué la chingada! ¿Quieres coger, cojamos entonces? ¡Voltéate!

DANIEL: ¡Así no, Marco!

MARCO: ¡Eso querías, entonces te aguantas y después me dejas dormir!

SEÑORA: Daniel y Marco forcejearon y finalmente y después de unos golpes Marco abusó de su pareja y acto seguido se quedó dormido.

5

SEÑORA: Esa madrugada a Tere la asaltaron la cruda y los recuerdos.

TERE: Cada año, cuando me toca ver la anatomía de las mariposas, no puedo evitar recordar la primera vez que iba a dar este tema, fue hace diez años. Estaba iniciando la sesión y me hablaron de la dirección, había una llamada importante para mi. No sé cómo regresé al salón. Cuando me di cuenta ya estaba sentada en mi silla detrás del escritorio, habían pasado cerca de veinte minutos y un silencio total invadía el lugar, mis alumnos no dejaban de observarme. Caminé hacia el pizarrón sin saber qué decir. En ese momento Susana, la niña gorda, la que nunca hablaba, la que se sentaba en la segunda fila del lado de la puerta, levantó la mano. Le hice una seña indicándole que podía hablar. Se puso de pie y dijo en voz alta. “¿Maestra quién es Alberto?” El llanto me invadió, no podía hablar, la voz me temblaba y como pude les dije que se podían retirar, era la última clase y ellos encantados se retiraron dejándome sumida en el dolor. ¡Malagradecidos! Durante todo el año estoy resolviéndoles dudas, preparándolos para la vida, regalándoles unas décimas para que pasen y no les vaya mal en su casa. Y cuando yo tengo un problema ninguno fue capaz de quedarse a darme un consejo, aunque no sirviera de nada, dada su poca experiencia, pero uno siempre espera recibir consejos. Nadie se interesó excepto la gorda que finalmente corrió cuando les dije que podían salir.