Índice

Presentación13

Sayri Karp

El filo en la mirada15

Carmina Nahuatlato frías

Juan Felipe Cobián

Pantallas como espejos17

cecilia kühne

La trastienda20

Dolores Garnica

Las planas22

Pablo Fernández Christlieb

De la pandemia a los demonios globales.Reencuentro con la naturaleza24

Elba Castro

Paradoja y confinamiento26

alfredo sánchez

Pandemia28

Eva Bidegain

La pandemia como interrogante, el pasado como respuesta30

Isaac Palma

Adentro y afuera32

Alberto Rojas

Contingencia 202034

ÁNGELES NAVA

Contra el minimalismo36

Gael Montiel

Esperando-té38

soledad flores

El cyberpunk no se televisará40

Arturo R. Santeliz

La adicción por el consumo y el traumade la separación en tiempos de aislamiento42

Fenu

Máscara el rostro, máscara la sonrisa44

José Luis Rosario Pelayo

Escribir más rápido46

Marcelo Medone

Ventanas al interior49

raúl aceves

Paranoia post apocalíptica (Un modestohomenaje a Luis Alberto Spinetta)52

Pedro Goche

Lo que ya no está54

Lilia Mendoza Roaf

La ventana en la mano56

gavo casillas

Insomnio58

Silvia Eugenia Castillero

Inventario del aislamiento o la escrituracomo remedio de un grafógrafo60

Federico Jiménez

Luz de caracol62

Ana Jazmín Sossa González

Intervalo muerto64

Akne C.

Restablecer conexión66

Fabiola Lizette

Mirilla68

Betsabé Jiménez Carranza

Inmune70

Valentina Buenrostro Ruíz

Réquiem72

José Luis Coyotl Mixcoatl

Vidrios74

Luis Jesús Moctezuma Velázquez

Profundo76

Dulce Elena Juárez

La era de los murciélagos y su decálogo78

qualia

Portales en el camino81

gabriela gonzález

Desconectados en el encierro84

Luis Javier Plata Rosas

App para escapar de la muerte86

Roberto Castelán rueda

Aunque sea un poco de cercanía88

Abraham Godínez Aldrete

Las lecciones del polvo90

Mariño González

Titulares y comentarios92

Dionisio Ireka

Pandemario (extracto)94

Xander

Sorbos de expreso albedrío96

Cristina Gutiérrez Mar

Un binomio98

Ana Torres Licón

No se puede aislar el alma100

Teresa Zárate

Un encierro con motivos kafkianos102

Lucio Arreola Barroso

Amo los lunes104

Lorena Ortiz

La utilidad de las arañas en el hogar106

Azul de María

Eternidad de tu nombre108

Willan Castillo Briceño

Alas cortas110

karen sofía franco cisneros

Autores113

Jurado115

Invitados117

Ganadores121

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Presentación

Sayri Karp

Hace un año, en plena agitación pandémica, lanzamos la convocatoria Minific-ciones desde el encierro. El resultado fue un libro entrañable que sorprende por la diversidad de estilos y temáticas con que fueron escritas todas las historias que lo conforman.

Creímos que el año nuevo traería buenas noticias… pero la pandemia continúa. De maneras distintas, y a todos por igual, el aislamiento nos ha de-jado una marca, un aprendizaje que nos obliga a construir una nueva realidad, compatible con las restricciones ya conocidas. En este contexto nos propusimos hacer una reflexión colectiva, una invitación abierta a cualquier hispanohablan-te que quisiera compartir con nosotros su respuesta a esta pregunta: ¿qué hemos aprendido a fuerza de soledad y compañía, autocuidado y confinamiento, sobre-exposición a la tecnología y nostalgia por la normalidad perdida?

A nuestra ventana llegaron 265 propuestas de autores entre los 16 y los 62 años de edad, mujeres y hombres de países como Colombia, Austria, Perú, Bolivia, Argentina, Ecuador, España, Alemania ¡y Japón! Los jueces recibieron los textos preseleccionados y escogieron los ensayos, las prosas poéticas y los otros géneros aquí publicados.

En esta ocasión, invitamos a María Magaña a ilustrar esta obra y convo-camos a 12 escritores distinguidos para que, con un texto inédito, apadrinen a los autores ganadores. Así surgió el trabajo que ahora presentamos, un libro polifónico que nos invita a continuar el diálogo interno y nos siembra el antojo de seguir la conversación con los autores.

Gracias a los concursantes por atender el llamado de esta convocatoria; a Carmina Nahuatlato Frías y Juan Felipe Cobián por la coordinación de este

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proyecto; a Gabriela González, Cecilia Kühne y Raúl Aceves por su lectura crítica; a cada uno de los autores invitados por su generosidad; a Paulina Na-varro, Carlos Ocádiz y Rafael Aguirre por su apoyo en la logística del concurso; a Paola Vázquez Murillo y Iordan Montes por todas sus aportaciones para el diseño y la producción de este libro.

Deseamos que, después de todo, el aislamiento y sus lecciones nos dejen nuevas y mejores historias.

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El filo en la mirada

Carmina Nahuatlato Frías y Juan Felipe Cobián

Ahora que los cables son el tejido vital y la sana distancia encarna el respeto al derecho ajeno, se volvió urgente abrir una conversación, pero no a golpe de clics sino con la cadencia de la prosa. Durante todos estos meses de confinamiento la palabra escrita se ha vuelto compañía e instrumento, puente y refugio. Algunos han encontrado en ella el medio para escapar de las restricciones —externas o íntimas— y otros hicieron el descubrimiento de sus vidas: pueden escribir e incluso ganar un concurso literario.

Estos ensayos y prosas poéticas, con distintas dosis de literatura testimo-nial y de ficción, entretejen una reflexión colectiva sobre de qué van la vida, la salud, la muerte y sus misterios justo cuando un virus ronda los pulmones. Nos hemos descubierto minúsculos y vulnerables frente a una amenaza global, pero también resilientes y creativos; nos dejamos tocar por la música o exploramos el universo de las plantas en el pasillo; imaginamos grandes aventuras tras las cortinas o nos abandonamos a la calma, reconfortante o tormentosa, de los afanes diarios en cámara lenta.

Observamos detrás de una misma ventana, con la puerta emparejada y las pantallas encendidas, ansiosos de restaurar la rutina, pero con lo que ahora somos. Estos cuarenta y dos textos así lo expresan: el mundo bajó la velocidad pero no se detuvo, por más que sus paisajes se encogieron hasta convertirse en rectángulos: el planeta sigue siendo redondo y ancho y de todos.

En pleno siglo XXI, anegados de información, montañas de certezas se nos rompen como cristales y pulen con su filo aquellas miradas más propensas a los hallazgos.

pantallas como espejos

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Aprender a ver y pensar, identificar y diferenciar, representar o volver a poner algo ante nuestros propios ojos es también un asunto de palabras. Con ellas se enumera y se inventa, se explica el sentido oculto de las cosas, se trazan círculos definitivos que se sustituyen por otros y se emprenden tareas tan aparentemente intrincadas como recordar, o supuestamente tan cómodas como el olvido. Las palabras nunca se van y se convierten en herramientas que lo arreglan todo. Así como la poesía une dos términos que uno nunca supuso que pudieran juntarse, una canción conmueve más si conocemos la letra. Cuando leemos y escribimos conformamos al mundo. Buscando las palabras, encontramos las ideas. Somos capaces de distinguir entre un ojo, un espejo, una ventana y, si tenemos suerte, descubrimos si todo lo que decimos basta para explicar lo que se mira o todo el contenido está en lo que no se dice.

Buscando las palabras, cuando leemos y escribimos, configuramos al mun-do. Y si de escribir se trata, habremos de lidiar pronto con el entusiasmo de haber terminado un renglón perfecto, porque luego nos tocará ver qué hacemos con el desencanto de descubrir que los mecanismos y resortes de la escritura, aunque inevitables, no son siempre placenteros. Y después, quizá nos faltará la propia crítica: ¿acaso la belleza se quedó en la superficie?, ¿el significado es con-secuente y adecuado?, ¿por tanto estar husmeando en las capas muy profundas todo parece vacío? Habremos de detenernos justo ahí. Y seguir escribiendo.

Modos y maneras hay muchas: podríamos componer un par de versos, escribir una carta, hacer un inventario, inclinarnos por un cuento o la varia invención. O —qué tanto mejor, como en este libro que usted está leyendo— escribir un ensayo (y tal vez sea el momento de citar la primera frase que escribió

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Montaigne en su texto De la experiencia: «No hay deseo más natural que el deseo de conocimiento»).

La libertad de lo que entendemos por ensayo no es tan restringida y no aplica en escritores que ya saben que hay palabras que suben como el humo y otras que caen como la lluvia, que componer un ensayo es un camino más que nos lleva al conocimiento, nos dice la verdad y —desde el ojo hasta el corazón— también nos imparte lecciones.

Cecilia Kühne

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