PORTADA

Sobre el autor

L uis García dedica su vida a la difusión de un estilo de vida coherente para todos los habitantes del planeta, a través de la alimentación del desarrollo colectivo.

Es un viajero permanente que no vive en ningún lugar fijo. Imparte conferencias por todo el mundo y es emprendedor digital desde hace años.

A través de su experiencia personal y de haber pasado por el lado más oscuro de la vida, anima a los lectores a cambiar el prisma con el que vemos la vida como herramienta de supervivencia

Vegano, minimalista, nómada digital y observador de realidades

Su lema: El juego de la vida es fácil

Para más información visitar: luisgarciavegan.com

Título original: EL JUEGO DE LA VIDA ES FÁCIL

Diseño de portada: Editorial Sirio, S.A.

Maquetación de interior: Toñi F. Castellón

© de la edición original

2020, Luis García

Derechos gestionados a través de Ana Vidal - Infinia Agencia Literaria

© de la presente edición

EDITORIAL SIRIO, S.A.

C/ Rosa de los Vientos, 64

Pol. Ind. El Viso

29006-Málaga

España

www.editorialsirio.com

sirio@editorialsirio.com

I.S.B.N.: 978-84-18000-60-7

Puedes seguirnos en Facebook, Twitter, YouTube e Instagram.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Introducción

El juego de la vida es fácil

Seguramente, si elegiste leer un libro con este título es porque te resulta inspirador el hecho de que las palabras vida y fácil vayan de la mano pero, como bien sabe el experto en la materia que serás al finalizar este libro, creo que es de vital importancia que entiendas que solo es fácil si así tú lo decides.

Cuando alguien ve que escribo en alguna red social #eljuegodelavidaesfacil, automáticamente recibo mensajes de desacuerdo. Siempre hay personas que me corrigen y dicen que la vida es maravillosa, pero que es un trabajo solo para valientes, algo que requiere grandes esfuerzos. Esto es completamente cierto porque lo que crees lo creas. Esto quiere decir, que para mí el juego de la vida es fácil, y lo es, pero, que para otra persona, el juego de la vida es un suplicio o hasta un infierno perturbador, y también lo es, porque no existe una única realidad. Las cosas que creemos que existen, no existen como tales, simplemente las hemos interpretado y creado en nuestra mente de esa forma.

Mi propuesta en este libro es muy clara; quiero que el juego de la vida sea fácil también para ti, y para que eso ocurra, simplemente tendrás que tomar la decisión de que así sea. Solo cuando hagas una interpretación favorable de tu realidad, esta será favorable.

Sé perfectamente que el optimismo se le resiste a un gran número de personas; además sé, que tú también habrás puesto resistencias mentales en algún momento de tú vida y habrás cuestionado o contradicho ciertas afirmaciones. Cuestionarte las cosas es maravilloso, porque lo que yo diga en esta obra no es una realidad absoluta, simplemente es una propuesta para que mejores el modo en que la interpretas. Justo los puntos que te generarán más resistencia serán aquellos en los que tu interpretación tiende a ser menos favorable y, por tanto, aquellos que requerirán más trabajo de tu parte.

Si sabemos que la vida es una cuestión de interpretación, no puedo entender por qué no elegimos la interpretación más favorable, la que más nos favorezca, la que nos permita vivir plenamente. Seguramente muchas personas, al hablar de interpretaciones, utilicen la palabra realismo para determinar que no es todo una libre interpretación, pero ante cualquier intento de demostrar el realismo, yo soy capaz de proponer infinitas interpretaciones, tantas como personas. El realismo no es más que una forma de dar por válida una interpretación, pero hay tantas interpretaciones como realismos y, por tanto, el realismo no existe como un valor absoluto. Hablar de ser realista puede ser hablar de optimismo o de pesimismo. ¿Quién es capaz de determinar que su visión es la realista?

Mi visión de que el juego de la vida es fácil, es tan realista como la de que el juego de la vida es un tormento. Si caminamos por la vida con la mente abierta, entendiendo que lo que pensamos, sentimos y hacemos, tiene tantos matices y posibilidades, que es susceptible de mejorar, seremos capaces de jugar a un juego cuyas normas conoceremos. Lo que tu interpretes que es la realidad, es lo que será.

Si tienes la certeza absoluta de que tu realidad actual puede mejorar, si así lo deseas, la mitad del camino ya está hecho. La otra mitad se llama vivir y está lleno de matices y subjetividades, pero te garantizo que siempre vale la pena, porque la vida siempre merece la pena.

Mi propuesta es que te conviertas en uno de los miembros del ejército del juego de la vida es fácil, que lleves tu presente a la visión más esperanzadora, optimista, soñadora, colorista y maravillosa que jamás pudiste imaginar, porque hasta para imaginar, nos ponemos limites. Quiero que lo llenes todo con tus colores, que seas luz, que entiendas tu grandeza y hagas la vida mejor a los que tienes a tu alrededor, quiero que seas feliz y que digas que eres feliz.

Yo siempre presumo de ser plenamente feliz, soy feliz todos los días, y de que además me va fenomenal. Me cansé de escuchar las quejas de los demás. Ante un «¿qué tal te va la vida?» solo obtenía un «bueno, no mal del todo», «tirando» o «luchando». Me cansé tanto del pesimismo y del victimismo que los puse lo más lejos de mi vida que pude, lo más alejados de mi vocabulario y de mi realidad, y créeme si te digo que lo conseguí con creces.

Cuando afirmo que soy feliz, las personas, que no están acostumbradas a escuchar ni a medias tal información, lo cuestionan y me comentan que la felicidad no existe, que solo es un momento puntual. A mí me encanta decirles que para mí no, para mí la felicidad es el estado natural del ser humano, y que se puede estar siempre arriba. Por supuesto, hay días mejores y días peores, no somos robots, pero yo no me permito bajar al infierno. Entre un uno y un diez, mi puntuación siempre estará entre siete y diez, pero jamás bajaría al dos. ¿Quién quiere bajar al dos? ¿Para qué?

Yo no tuve un pasado feliz; yo elegí estar entre el uno y el dos. Elegí una vida mediocre, oscura, donde mis inseguridades y fantasmas gobernaran mis pensamientos y acciones. Yo era una de esas personas muy al límite, con los niveles de felicidad muy bajos, sin percibir el camino de la vida como lo que es, una bendición. Recuerdo que era capaz de llorar una o dos veces al día, sintiendo desolación y dolor, sintiéndome lo peor en todos los aspectos. Yo era el más feo, el menos inteligente, el más débil, el más prescindible. Cuando recuerdo que se me pasaba por la cabeza la idea del suicidio como solución en caso de que la vida se torciera un poco, acabo sonriendo porque sé que tomé la decisión adecuada, la interpretación más favorable.

Entre aquella interpretación de niño y adolescente con problemas, y la que tengo ahora, créeme que merece mucho más la pena la que tengo ahora. Porque, igual que jamás diría que en aquellos años era feliz, ahora sí lo puedo decir y eso hace que sea más feliz aún. Algunas veces nos incomoda decir que somos felices, evitamos decir que estamos bien, porque no se fomenta el bienestar, nos da pena contarles a otros que estamos bien, pero en realidad cuando muestras tu bienestar, estás haciendo una aportación muy valiosa, mucho más valiosa que cuando vives y promocionas el victimismo y la queja.

Yo tengo la misma materia prima antes que ahora, no se ha producido un cambio cuántico en mí, soy la misma persona, con la misma cara y misma altura, sin embargo, la interpretación que decidí dar cambió todo lo que soy, hasta interpretar que el juego de la vida no es solo fácil, sino que es maravilloso y estimulante. No se me ocurre nada mejor que hacer que vivir una vida plena y llena de bendiciones. Lo que interpretaba en mi adolescencia no era más real que lo que interpreto ahora, simplemente hay que saber qué interpretación le queremos dar.

Seguramente te preguntes cómo pasé de tener una experiencia dolorosa con la vida, a decir que tengo la felicidad plena, y la verdad es que no puedo terminar de escribir este libro sin darte esta información, que seguro te anima a hacer lo mismo.

Como te digo estaba sumergido en la etapa más gris de mi vida, la sensación que tenía era no estar cómodo dentro de mí, quería ser otro. No quería la vida que tenía y me sentía desgraciado. No tenía relaciones personales saludables, tenía mala relación con la comida, fracaso absoluto en los estudios, autoestima muy baja, nada de seguridad y una visión de futuro completamente gris. Con este panorama, supongo que quieres saber cómo salí del laberinto gris para lanzarme al laberinto de colores.

Ante esta realidad y siendo muy joven, sin lecturas sobre desarrollo personal o coach a mi alcance, di un salto cuántico de un día para otro. Una de las noches en las que estaba llorando, porque como te dije era algo que hacía como si se tratara de la toma diaria de un medicamento prescrito por el doctor, decidí que necesitaba un cambio, y ese cambio fue la que sin duda supuso la decisión más importante de toda mi vida.

No era ya un niño y debía tomar decisiones. Esa noche en la que lloré, decidí que iba a ser feliz, como lo estás leyendo, fue una decisión que emanó de mi interior. A la mañana siguiente (lo recuerdo perfectamente porque fue muy consciente), puse los pies en el suelo de mi habitación y dije, voy a ser feliz.

Tomé la decisión consciente de dejar de sufrir, decidí que las cosas que hiciera, a partir de ese momento, tendrían que ser encaminadas a mi bienestar, que no haría cosas si me iban a pesar, nada que me hiciera sufrir. Con esta facilidad con la que te lo estoy contando, fue cuando empecé realmente a vivir. Desde ese momento, pensaba, sentía y actuaba en función de que aquello me aportara sensaciones positivas, le di la espalda al sufrimiento como estilo de vida, y si algo me pesaba, dejaba de hacerlo. Pensé en dejar de estudiar, aunque solo lo pensé porque, sin darme cuenta, al tomar las decisiones correctas todo se empezaba a colocar; relaciones enriquecedoras, aumento de seguridad, mas confianza en mí mismo. No fue todo de un día para otro, nuestro interior no es nada simple, pero esa decisión de ser feliz, y digo decisión, fue lo que cambio el futuro que vendría. Recuerdo perfectamente que esa mañana pisé el suelo diciéndome a mí mismo que iba a ser feliz, que no iba a sufrir más. Con esa decisión tomada, empezaron a suceder cosas, me empeñaba en buscar el bienestar y no situaciones que me dañaran, y aunque después de esta decisión vinieron muchas otras, los resultados inmediatos fueron palpables.

Todo lo que hice en ese momento fue poner un freno y tomar una decisión. Algo tan fácil como querer dejar de sufrir me abrió las puertas de un futuro bonito y lleno de cosas buenas. No era una persona poderosa, de hecho, estaba en coma mental; tampoco me formé o tuve ayuda profesional, simplemente tomé una decisión, sin más. Por eso creo que has de entender que el juego de la vida es fácil, porque solo depende de ti y de tomar la decisión de que así sea.

Si crees que el cambio es un proceso complejo, en el cual vas a emplear muchos años, así será, pero te digo por experiencia, que la vida es una cuestión de decisiones (recuerda que es un examen tipo test), y de interpretaciones, porque las cosas son lo que tú quieres que sean.

Si crees que la felicidad es algo puntual y que solo se tiene en algunos pocos instantes en tu vida, así será. Si crees que el dinero llega a ti como consecuencia de hacer el mal, así será también. Si piensas que tus relaciones son fruto del azar y que no dependen de ti, también será así.

Te propongo que hagas la interpretación más interesante, la que consiste en mirar la vida con los ojos de la belleza, con la mirada que es capaz de percibir lo increíble de cada detalle. Que consigas mirarlo todo desde el agradecimiento y la fortuna de tener la posibilidad de estar viviendo aquí y ahora.

Te mereces una vida plena, una vida llena de cosas buenas, de oportunidades, de abundancia, de miles de colores y experiencias enriquecedoras, lo mereces porque lo eres. Que tú estés aquí y ahora es un privilegio, un milagro. Aprovecha cada segundo para ver todo lo bueno que tienes a tu alrededor, haz la interpretación más favorable. Consigue que tu realismo sea el optimismo extremo de otros, alcanza una locura permanente donde todo en ti es belleza y bendición. Te mereces lo mejor, no lo dudes ni un instante.

Para jugar a cualquier juego,
lo más importante es conocer sus reglas.

Te doy la bienvenida a un juego fácil, el de la vida.

1

Aletear como un colibrí
solo si eres un colibrí

Comenzar a entender la vida es algo fácil, solo tienes que saber qué eres y qué debes hacer para conseguirlo.

Mirar a la naturaleza nos da lecciones magistrales de cómo debemos operar. Las plantas y los animales saben qué hacer porque no confunden su propia naturaleza. Ellos nos muestran cómo llevar una vida plena, completa, sin conflictos de comportamiento o desconexión con el universo.

Si eres un colibrí, lo que haces es aletear rápido, y no vas a la universidad, lees libros o meditas durante años para aprender a hacerlo. Solo mueves las alas rápidamente porque es lo que emana de tu interior de manera instintiva. Tienes las alas más veloces del reino de las aves, y vas de flor en flor, sin plantearte si es mejor intentar cazar un conejo como un águila imperial o si serías mejor llevando la vida de un pelicano en el mar. Cuando eres un colibrí, jamás te planteas cazar peces en el mar como una gaviota o vivir alejado de las flores en un lugar de temperaturas frías. Sabes que las flores te atraen, que la libertad y el néctar te hacen sentir en plenitud y que la vida es fácil, porque el juego de la vida es fácil. Si eres un colibrí y vives como un colibrí, sabes que tu velocidad, tamaño y pico extremadamente largo, son tus ventajas competitivas en la naturaleza, y sacas el mejor partido de eso.

Cuando eres un colibrí, la vida va muy rápido, eres un pájaro con vida de insecto, eres una flor con alas, y embelleces cualquier entorno con tu presencia. No existen dudas en ti, solo certezas. ¿Imaginas un colibrí que quiere vivir como un oso polar? No lo puedes imaginar porque es un disparate, es algo que solo le ocurre a un único animal: el ser humano.

Saber cuál es tu verdadera naturaleza, es tan importante y sencillo, que olvidaremos las palabras difícil, complejo o complicado. A no ser, por supuesto, que encuentres un colibrí que crea ser un águila y lleve entre sus patas un conejo. Entonces podrás decir que es complicado, mientras tanto, créeme cuando te digo EL JUEGO DE LA VIDA ES FÁCIL.

En mi caso, tras mucho buscar en lugares equivocados, entendí las reglas; unas reglas que son básicas y que ya se conocían desde hace muchos siglos. Ojalá te sirvan a ti, tanto como a mí me sirvieron para entender que yo mismo era un colibrí. Desde que lo supe, no tuve que aprender cómo tenía que volar, sabía que tenía que comer néctar y no conejos como las águilas, sabía que tenía que volar rápido y vivir de día y no de noche como los búhos. También, que no podía vivir en una jaula porque los colibríes mueren si se les encierra. Por supuesto que era sensible al frío y no podría vivir en un bosque de Finlandia. En definitiva, supe quién era y cómo vivir. Si es tan fácil para todos los seres vivos del planeta, ¿por qué los seres humanos pasamos toda una vida sin saber quiénes somos?

Cada ser humano tiene una naturaleza diferente, tenemos capacidades diversas y personales, intereses distintos, y percibimos la vida y nuestro entorno de forma completamente diferente. Tenemos muchos elementos en común, pero se dan tantas diferencias entre un individuo y otro que no existen reglas cerradas para operar con éxito en la vida. Cada ser humano percibe una misma realidad de forma completamente personal. No jugamos con realidades idénticas, porque a través de nuestros ojos construimos realidades personales, que solo existen tal y como las percibimos nosotros mismos.

Cada persona tiene una misión, un propósito de vida, una motivación. El problema es que, al vivir tan desconectados como seres humanos, no encontramos el camino que debemos de recorrer, nos alejamos de nuestros talentos, nos distanciamos de nuestros sueños, copiamos patrones, influenciados en todo momento por elementos externos a nuestro ser más profundo.

Por ello me gusta mirar a los animales y a las plantas, saben perfectamente cómo deben vivir, mantienen esa esencia de la inocencia que permanece dentro de nosotros cuando somos niños. Siguen una vida en la que no luchan en contra de su propia naturaleza, nacen conectados y permanecen conectados, no son como los ­seres ­humanos que a medida que crecen sufren una desconexión que no les permite llevar una vida plena que aporte cosas buenas a otros.

El juego de la vida es fácil, pero nos desconectamos tanto, que olvidamos las reglas, nos olvidamos de nosotros mismos y nos desdibujamos poco a poco hasta no saber quiénes somos. Somos la única especie que quiere ser lo que no es; como si un oso quisiera volar o un pez quisiera vivir en un seco desierto.

El hecho de vivir en contra de nuestra naturaleza, hace que estemos desconectados de nosotros mismos y del propio universo. Pasamos por la vida sin darnos cuenta, entre lamentos, dudas y sin la plenitud vital que merecemos y para la cual estamos viviendo esta experiencia existencial.

Si el colibrí vive su plenitud viviendo la vida de un colibrí, ¿por qué las personas se empeñan en vivir la vida de alguien que no son, llevándolas todo ello a la infelicidad y ausencia de plenitud?, ¿por qué?

Cada vez hay más psicólogos, coach, libros de autoayuda, conferencias, formaciones, información en Internet, redes sociales que ofrecen contenido de valor, sin embargo, no podemos decir que aumente el nivel de bienestar emocional de la población, su desarrollo humano no está en la misma proporción numérica en la que aumenta la información disponible ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué vemos cada vez más gente perdida, vacía y sin sentido?

El autoconocimiento es la herramienta más precisa que tenemos a nuestra disposición para saber quiénes somos, para determinar si somos un león, una cebra, un koala o un salmón. Cuando entiendes quién eres, las preguntas son más fáciles de responder, conectas con mayor rapidez con tu esencia y con el todo. No somos tan distintos a los animales, solo que ellos más sabios, son capaces de vivir conectados, y nosotros, aprendices de humanos, estamos empezando a entenderlo.

¿Y tú qué animal eres? ¿Qué eres? ¿Quién eres? ¿Qué te gusta? ¿Cómo estás aportando valor al mundo? ¿Eres tu mejor versión? ¿Cuáles son tus sueños?... ¿Demasiadas preguntas quizás?

Te doy mi palabra de que esta aventura que estamos comenzando juntos y de la mano, va a ser fácil, por qué lo bueno de todo esto es que ha de ser fácil. No te voy a negar que parte del camino resultará incómodo, pero a pesar de esa incomodidad será fácil. Pondré todo mi amor y experiencia, en que estas líneas te enriquezcan y te expliquen el funcionamiento del juego de la vida, una vida que es una bendición, un milagro, una gran oportunidad, una suerte, una delicia, un sueño, el mayor regalo que tenemos en las manos.

Te doy la bienvenida al juego de la vida, que siempre ha de ser fácil.

2

La historia de una
persona muy especial

Había una vez una persona muy muy poderosa, con tanta luz y sabiduría que podía hacer lo que quisiera. Alcanzaba sus sueños, cumplía sus metas, sentía total plenitud, y su aportación ayudaba constantemente a la humanidad. Tenía línea directa con el universo y era capaz de atraer todo aquello que facilitara su labor en el mundo. Era la primera persona realmente poderosa de la humanidad.

Siempre fue poderosa y sus poderes siempre estuvieron preparados dentro de su cuerpo, sin embargo, nunca pudo pensar que residiera en su interior tal poder. Jamás imaginó todo el amor que fluía dentro, el amor hacia sí era embriagador y la llenaba de felicidad. Ahora, recuerda con una sonrisa los tiempos en que no sabía quererse, cuando no era capaz de compartir su amor con otras personas.

Esta persona es un referente para el planeta, porque ha aportado tanto a otros, que no hay agradecimiento en el mundo suficiente para darle.

Es feliz siempre, y hace lo que quiere porque es libre y pura plenitud, conoce su luz y la tiene siempre preparada para enseñarla. Es difícil describir cómo es, porque el lenguaje se queda corto. Es una persona espléndida en todas sus dimensiones, es un ser cargado de belleza. Se acepta, se quiere y se respeta.

Es un ser tan especial, que no podemos nada más que agradecer que esté en este planeta, y que algún día tengamos la gran fortuna y suerte, de tenerlo enfrente y darle las gracias por todo lo que ha hecho.

Imagina lo que sería para mí poder compartir aunque solo sea un segundo con un ser de tanta luz, ¿Tendré la suerte de conocerlo algún día? ¿Te imaginas por un momento cómo sería esa situación? ¿Qué le diría?

En resumen, es libre, con la capacidad de hacerse feliz a sí mismo y a cualquiera que esté a su lado. Una persona plena, feliz y brillante, con una fuerza interior capaz de cualquier cosa. Una persona de esas que cuando las ves, sabes que son especiales, y que con gente así... con gente así el mundo es otra cosa.

Un ser de los que cambian mundos, que siempre quiere brillar, que esta cargado de bondad, no entra en conflicto ni destruye, porque esta por encima de todo eso. Ha venido a crear, a construir el nuevo paradigma. Es abundancia pura.

Construye desde la afirmación y no desde la negación, no entra en conflicto porque no es guerra, es una persona constructora de nuevas realidades, desde la paz, la razón, la coherencia, la empatía, la constancia.

He de confesarte que esta persona aún no existe, porque este es un cuento del futuro, del mañana, no del presente, y esa persona aún no se ha dado cuenta de quién es realmente. Yo no sé su nombre, pero sí dónde vive, porque vive en ti.

Esa gran persona eres tú, que estás leyendo estas líneas. Eres todo lo que he descrito y más, porque mi destreza con las palabras se queda muy limitada para hablar de ti. Como protagonista de esta historia, es pronto, y aún no te has dado cuenta, pero eres tú. Tu poder es tal, que me cuesta trabajo que no te hayas enterado aún, pero gracias por tu poder, porque en poco tiempo, serás una prestigiosa persona poderosa capaz de cualquier cosa, dentro de poco serás protagonista de este capitulo. Gracias por serlo, gracias por ser.

Por favor, no nos sigas castigando con tu ausencia, queremos ver tu luz, queremos que nazcas ahora mismo, porque cuando eso ocurra, el mundo será mucho mejor que ahora, y yo soñaré cada noche con tener la gran fortuna de encontrarme contigo en el camino, y que me des al menos un segundo de tu presencia poderosa. Ver tu luz será el mayor de los regalos.

Por favor, comienza la aventura. Es tu momento, toda la humanidad te está esperando. No dependerá de mí, ni de este libro, tampoco de las casualidades que acontezcan en los próximos meses, solo dependerá de ti, y nacerás en tu más plena dimensión cuando lo desees, cuando seas capaz de mirarte tal y como eres, pura magia.

La humanidad te necesita. Eres poder.

3

No eres tan importante,
pero sí importante

En este viaje llamado vida, nos planteamos demasiadas cosas, nos miramos con mucha cercanía, con lupa diría yo. Nos juzgamos hasta los más mínimos detalles y los utilizamos para boicotearnos, para cargarnos de inseguridades, de fantasmas. Y esta es una de esas patologías de nuestra alma, el creer que somos excesivamente importantes para no hacerlo. Y yo en este punto añadiría: pero ¿quién te crees que eres?

El darnos tanta importancia como para creer que realmente importamos como seres individuales es enfermizo. Qué más da lo que ves en ti que no te gusta, qué más dan tus miedos y tus limitaciones, no eres tan importante para nadie, ni siquiera para ti. No hay nada tan relevante como para que te quedes en estado paralizado sin pasar a la acción por miedo a que te pase algo, a sentir, a vivir, a sufrir, a hacerte daño. No eres el traje de los domingos, puedes usarte cada día, aprovechar cada minuto de vida para vibrar y conseguir cualquier cosa que te puedas proponer. No intentes creer que lo que sientes, todos tus temores y tus limitaciones, todo lo oscuro, todo lo que no conoces de ti, es tan importante como para no sumar, como para no ayudarme a mí, para no compartir o como para dejar tus talentos guardados en un cajón.

No eres tan importante como para quedarte en un rincón pensando sobre ti y tus cosas, como para poner la tele y dejar que las horas pasen, como para aparcar tus sueños, como para hacer mi vida peor con tu ausencia. En serio, no eres tan importante. Arriesga, sueña, goza, disfruta y regálanos a la humanidad algo de ti, porque mientras crees que importas algo, la vida se habrá agotado. Como cada final de primavera, no quedarán flores y la oportunidad de vivir habrá caducado como las hojas en otoño, como la nieve en verano. No eres tan importante como para tirar ni un pedazo de tu vida, no lo eres, no nos merecemos que lo creas. Porque debes saber que no eres tan importante como para privarnos de ti, como para que no te vea. ¿Imaginas que los mayores inventores o creadores que han cambiado el mundo se hubieran creído tan importantes como para quedarse en casa pensando en sus inseguridades? ¿Te imaginas si lo hubieran hecho? No me dejes sin mi próxima película favorita, sin mi disco del año que viene, no me dejes sin la receta que me cambiará la vida, o la vacuna que cambiará el mundo, no me dejes sin tu sonrisa, sin tus cuidados, sin tus aportaciones, sin tu restaurante, sin tus manos en el hospital, sin tus ganas de vivir. No te creas tan importante como para guardarte todo y no dejarlo salir, no lo hagas.

Pero sí eres importante. Eres importante para todos, por tu poder, por tu luz, por la gran capacidad de hacer aquello que saca todo lo que tienes dentro. Quizás tengas una idea vaga de lo que supone tu poder, pero nunca lo has sabido del todo. Es un poder gigante, que ilumina caminos y que ilumina también mi camino. Supongo que si entiendes que no eres tan importante como para tirar tu vida, tu talento y tu luz a la basura, habrás entendido que eres importante por todo lo contrario. Contigo el universo brilla más y la humanidad es más valiosa, pero solo si te das cuenta, solo si completas cada parte de ti y la compartes con un mundo deseoso de verte. Un mundo deseoso de ver tu luz, tu alegría, tus talentos, tus aportaciones, tus creaciones, tus sueños conseguidos, tus millones de recuerdos de momentos vividos, de amor, de dar, de recibir, de tener los ojos cerrados aun estando abiertos y los ojos abiertos aun estando durmiendo.

Eres una pieza única de un puzle formado por millones de piezas que componen la humanidad. La humanidad sin ti es menos valiosa y menos evolucionada, pero solo si te das cuenta en este preciso instante de que tienes valor para mejorar las cosas, para hacer que la vida, en este pedazo de universo y en este instante, sea maravillosa e increíble, podrás ser valor.

No eres tan importante como para pasarte la vida frente al televisor, sin hacer nada ni comprometerte, pero sí eres tan importante como para crear un mundo con realidades nuevas, con más colores, con evolución, con esperanza de futuros mágicos.

Cada vez que te crees tan importante como para no hacer cosas, como para no usar tu poder, y das rienda suelta a tus temores, limitaciones y miedos, te das una importancia que no tienes. Apagas una luz que nos afecta a la totalidad, nos privas de ti y tu parte más valiosa, que es la que quieres esconder. Pero cada vez que sientes tu poder, lo conoces, lo compartes y nos lo enseñas, te vuelves una persona tan valiosa que entonces sí eres tan importante. Eres tan importante que el mundo vale más contigo.

Así que recuerda que no eres tan importante, pero sí importante. Me encantaría que escogieras la opción del valor, ese valor que nos permitirá ver quién eres realmente, que hará que tenga sentido tomarnos de la mano para construir una realidad mejorada, llena de cosas buenas y momentos felices. Contigo yo soy más, contigo todos somos más, incluso tú.

Anímate y hazlo, sin excusas ni demoras.

4

Activar el timón para llegar
al puerto que deseas

Alcanzar el puerto deseado no es más que una cuestión de timón. Cuando el mar está en calma y no hay tormentas cerca, el timón es lo único que puede hacer que el barco gire en la dirección adecuada, y de eso me gustaría hablarte ahora, del timón y lo que puedes hacer con él.

El timón es la representación de tu responsabilidad. Tu responsabilidad es lo que puede hacer que el barco gire en una u otra dirección, y puede que caigas en la tentación de dejar el barco en manos del viento, de las mareas o del azar, pero solo llegarás a puerto, y sin sorpresas, si decides de un modo radical coger el timón y no soltarlo. El rumbo del barco no depende de cosas externas, sino de la capacidad que tengas tú para moverlo hacia la dirección acertada, hacia el lugar correcto.

Cada vez que evitas tu responsabilidad, estás soltando el timón del barco, y dejando, por tanto, la dirección de la embarcación en manos del azar. Puede que lo coja otra persona, puede que quizás el viento a favor ayude o el viento en contra te estampe contra unas rocas, pero nunca lo sabrás ni serás protagonista del rumbo que tome.

El barco es tu vida y la responsabilidad es el timón, si quieres controlar el barco, has de tomar la responsabilidad total de todo lo que acontezca en tu vida, y esto, que es muy fácil de entender, será la lección más compleja de poner en practica. En este juego de la vida, la valentía es una de las cosas que más nos va a costar implementar. Recuerda que ser responsable de tu realidad es asumir que si no estás donde quieres estar, no es responsabilidad de otros, ni de circunstancias ni de la suerte, tu presente será solo tu responsabilidad. Asumir algo así es el acto más valiente que vas a tener que acometer en toda tu existencia. Saber que si estás mal, es tu responsabilidad, que si no tienes el trabajo que quieres, es tu responsabilidad, que si no has cumplido hoy tus sueños es solo cosa tuya. Tú eres el único responsable.

No culparás al viento ni a las mareas, el azar es una palabra prohibida, y sabrás que el rumbo del barco depende de ti, que cambias la dirección cuando tú quieres y que serás la única persona con capacidad para gobernar la embarcación de tu vida.

El jugador más valiente es aquel que asume el peso de la responsabilidad para dibujar las realidades futuras. Sin tener en cuenta lo de fuera, sabe que lo que hay dentro es suficiente para cumplir los sueños. La responsabilidad es grande y poderosa, pero como cualquier poder, conlleva un peso más que importante. Un superpoder que para ser utilizado ha de poner a prueba tu valor.