GuíaBurros JubilAcción

Sobre el Autor

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Roberto Rodriguez nació en Madrid en 1973. Es Licenciado en Económicas, máster en Mercados Bursátiles y Derivados Financieros, Experto Universitario en Técnicas de Estadística Multivariante y Experto Universitario en Métodos Avanzados de Estadística Aplicada.

Es CSO de Ludiana-Brandrock, y tiene más de quince años de experiencia en la implantación de sistemas de compensación, retribución flexible, previsión y bajas incentivadas en la empresa, así como en el asesoramiento financiero de inversiones en los mercados financieros, para lo cual tiene la acreditación MIFID II por el Instituto Español de Analistas Financieros.

Agradezco al gran equipo que hay detrás de Editatum y Gruporum por su excelente coordinación a la hora de promocionar mi primer libro y por la confianza que han puesto en este segundo.

Así mismo, agradezco a Javier Cantera, Presidente de Auren BLC, que aceptase escribir el prólogo, y a Fernando Fanego, Vocal del ICAM y Soledad Moro, Vocal de ASEME, por animarme siempre a difundir estos conocimientos.

No puedo olvidar a mis compañeros de la Unidad Especializada de Pensiones e Inversiones de Mapfre que asesoran día a día acerca de esta materia.

Por último, agradecer a Alfredo Urdaci y Raúl Jiménez (AJE) por su continuo apoyo a las iniciativas que ponemos en marcha en la empresa Brandrock.

Este libro, como el anterior, lo dedico a mis padres, hermanos, familia, buenas amistades y a ti, Sara.

Prólogo

Durante mucho tiempo, la jubilación se entendía como el pasar de estar en la esfera de contribuir trabajando a estar en la esfera reactiva de la recepción de una pensión. Pero este modelo basado en la contribución de la gente activa para pagar las pensiones de la gente pasiva no es para nada razonable hoy en día. La jubilación de los baby boomers, el incremento de la edad media de mortalidad, la inestabilidad de los mercados financieros y, por último, los grandes cambios que ha habido en el modelo de contribución con la sustitución de los contratos de trabajos por robots, nos llevan a plantear la JubilAcción más que la pasiva jubilación. En este sentido, este libro de mi inquieto amigo Roberto Rodríguez es una gran aportación, pues pone el foco en la acción para hacer más atractivo el jubileo de nuestras postreras décadas. Acción en un triple sentido:

Planificar, prolongar y ahorrar son los tres verbos de acción que hay que introducir en la forma de pensar frente a nuestros futuros destinos. Decía Pedro Salinas: «Saca de ti, tu mejor tú», y yo creo que debemos de sacar de nuestro presente el mejor futuro. Sin descuidar el carpe diem ni el tempus fugit tenemos que introducir en nuestro acontecer diario lo que yo llamo el «Gradiente de Incertidumbre Futura» (GIF).

La primera forma de acción es la planificación. Ahora si recordaremos a Goya cuando decía que «el sueño de la razón produce monstruos». No debemos de encajarnos en una tabla de planificación. Hay gente obsesionada con su jubilación sin saber ni siquiera si llegará a tener esa necesidad. Por eso, es necesario acotar el pensamiento de la planificación al GIF. No se trata de planificar hipótesis que te construyas en tu presente, sino introducir en tu futuro el criterio de «holgura» presupuestaria para ahorrar todos los días con la idea de obtener los réditos en tus años de dichosa senectud.

Planificar no es solo ahorrar, también es saber dónde tienen que estar los ahorros para que estos sean rentables y podamos beneficiarnos de ellos. Es por esto por lo que para planificar estas cuestiones adecuadamente se necesita asesoramiento especializado; solo así se podrán conocer los medios más adecuados a nuestro perfil profesional y niveles de ingresos. Hemos de basarnos siempre en visiones realistas y adecuadas y no tomar decisiones desde el corazón sin tener en cuenta la razón. Decía Cabrera Infante que «Muchas utopías terminan en Etiopias», esperemos pragmáticamente la retribución a tu planificación y no creamos en «arcadias» ilusas que, por cierto, además de no existir, te dejan una cara de tonto inmensa.

La segunda acción es prolongar nuestro trabajo. Tenemos que cambiar radicalmente el actual discurso de la discontinuidad del trabajo: hasta tal día trabajas y a partir de aquí no. Además de las razones económicas, como la de ir trayendo al entorno familiar algunos haberes que sirvan para mantener el nivel adquisitivo, debemos tener en cuenta la activación humana de estar trabajando en otras condiciones y dedicación para la vejez activa. Los programas de antiaging no los necesitaban nuestros abuelos en el campo, que seguían ayudando después de haberse jubilado en otros menesteres y en otros momentos. Mantenerse activos es psíquica y físicamente una gran oportunidad para ser felices y tener calidad de vida en nuestras últimas décadas. La de sentirse útil es una necesidad psicológica para el bienvivir. En este sentido, prolongar nuestro trabajo a tiempo parcial como freelance o como apoyo episódico es una gran oportunidad social y económica de saber convertir nuestra jubilación en una clara JubilAcción. Y como decía Goethe cuando le comentaban que tenía mucha edad: «la noche es la mitad de la vida, y la mejor mitad».

Prolongar no significa agotarse, dedicación excesiva y seguir ritmos infernales. Tenemos que tener en cuenta que el trabajo es una curva normal y que el momento de apogeo profesional no se da al final de la carrera sino en el medio. Como en todo proceso, se sube y se baja; no debemos pensar en renunciar solo por el hecho de no estar en lo más alto. Esta desaceleración profesional es un proceso mental que se da en todos los trabajadores, que han de aceptar que sus carreras van languidecer y que van a surgir nuevas necesidades en otros entornos.

Dedicaciones parciales en empresas del Tercer Sector, colaboraciones con fundaciones y asociaciones y otros menesteres nos permiten mantenernos activos y aminorar nuestra disponibilidad económica de los ahorros. Hemos de perseverar para mantenernos activos y siempre recordar lo que decía el gran filósofo Nietzsche: «La ventaja de la mala memoria es que uno disfruta varias veces de las mismas cosas buenas por primera vez». La pregunta clave en nuestra JubilAcción sería ¿Cuándo fue la última vez que hiciste una cosa por primera vez? Llenar tu vejez de primeras veces te hará más feliz, y creo que la psicología ha demostrado que recordar momentos felices es una fuente inmensa de alegría que multiplica su efecto cuando se mezcla con la dicha de hacer una cosa por primera vez.

La tercera y última forma de acción en la jubilación es el ahorro. Sin tener ahorro para cubrir el GIF poco podemos hacer. Planificar y prolongar son acciones proactivas, pero lo más proactivo es el ahorro permanente, medido, calculado y establecido, sin caer en argumentos mendaces como el dejar todo el dinero a tu familia o el gastar a cualquier precio. Como decía un maestro de vida que tuve, ni todos somos Luis XV, que decía eso de después de mí que venga el diluvio, ni somos Mr Scrooge, que no quería ni celebrar la Navidad por no gastar sin saber a quién se lo iba a dejar. La templanza al ahorrar es una virtud a la hora de evitar gastos superfluos y no esquivar necesidades manifiestas. El jugar con el ahorro sin disciplina se suele antojar a largo plazo como un verdadero proceso caduco e infructuoso.

Me encanta ser muy realista en el ahorro, porque como bien decía Francisco de Quevedo: «Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir». Ahorrar es un verbo activo y no debemos encerrarlo en el depósito de los posibles pero no necesarios. Muchas personas nos hablan del ahorro como un futurible cuando es algo que arrastramos desde nuestro primer trabajo. Ahorrar es una actitud que conjuga con la A de austeridad y de armonía y que no debe tener efecto Dunning-Krug, según el cual la ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento, mientras que el conocimiento genera más compromiso que la ignorancia.

Planificar, prolongar y ahorrar son la acción de la JubilAcción,y gracias a este libro tenemos la oportunidad de ilustrarnos adecuadamente acerca de estas cuestiones. Del autor, mí querido amigo Roberto, solo indicar que la bonhomía en un asesor financiero es muy difícil de conjugar. Su enorme corazón y su manera de contextualizar razonamientos le convierten en un gran asesor. En su afán de conseguir acción hacia la jubilación es un gran artista, que como Confucio sabe que el hombre mueve montañas, pero empieza lanzando piedrecitas.

Este libro es una gran piedrecita que empieza a mover la montaña de nuestra jubilación. Yo por lo menos, tras leer este libro pienso que la jubilación es JubilAcción y la mejor acción es reaccionar a tiempo para pensar que si no ahorro, planifico y prolongo no tendré la vejez activa que me gustaría. Y eso sí, ¡todos los días pensando hacer algo nuevo que sea la primera vez! ¿Para cuando aprenderé «mandarín»?…. Gran libro, pardiez.

F. Javier Cantera

Presidente AUREN BLC y de la Fundación Personas y Empresas

Parte I. Regulación actual sobre la jubilación

Justificación de la planificación de la jubilación

Hoy en día es algo muy habitual escuchar debates o noticias en los medios de comunicación acerca de la existencia de dudas acerca de si la Seguridad Social podrá seguir asumiendo las pensiones de jubilación, o si es un bulo intencionado de algunos sectores económicos o políticos por minorar las prestaciones públicas.

Según mi opinión, atendiendo a factores puramente racionales, el problema es lo suficientemente agudo como para detenernos a plantearnos cómo debemos planificar el patrimonio durante nuestra vida laboral para poder vivir dignamente después de la jubilación.

El estado de bienestar que conocemos hoy en día en Europa fue un logro cosechado tras la Segunda Guerra Mundial en 1946, momento en el que se puso el acento en que el estado debía asegurar unas mínimas prestaciones sociales en cuanto a jubilación, sanidad, desempleo, educación y otros servicios públicos.

Las teorías económicas del genial economista inglés John M.Keynes, expuestas tras la Gran Depresión del 29, ayudaron a fundamentar teóricamente la intervención del estado en la economía en épocas de recesión o profunda crisis económica. Ello llevó a una época de crecimiento y estabilidad económica en Europa sin precedentes que duró hasta la crisis del petróleo de 1973, tras la que resurgieron nuevos planteamientos que alejaron algo a las medidas keynesianas del protagonismo político. Pero la más reciente crisis de la liquidez del 2008, (acuérdense de noticias como la quiebra de Lehman Brothers, rescate de AIG en USA, la crisis subprime...) ha llevado a los bancos centrales a dar prioridad al nuevo keynesianismo mediante la inyección de dinero en la economía, y por los resultados obtenidos en EEUU, Japón y posteriormente en la Unión Europea, podemos decir que las medidas han funcionado correctamente.

Estado de Bienestar en los países occidentales

Aun así, han aparecido nuevas amenazas al Estado de Bienestar en algunos países occidentales, entre los cuales el nuestro es uno de los peores situados. Esto se debe principalmente a dos factores determinantes:

Uno es la ampliación de la esperanza de vida. Según los últimos estudios, este hecho conlleva a que a mediados de este siglo habrá más de 200.000 personas mayores de 100 años en nuestro país, mientras que en 1975 la esperanza de vida era de 70 años. A mediados del siglo XXI habrá unos 15 millones de pensionistas frente a los 9,5 millones actuales. El número de pensionistas aumentará en un 50%, lo que supondrá un importante reto para el estado de bienestar actual y también para los trabajadores, que tendrán que trabajar durante 30 años para pagar sus pensiones.

El segundo factor determinante es que la proporción de mayores que estarán percibiendo pensión de jubilación, respecto a los ciudadanos que estén trabajando, que son los que mantienen las pensiones de los jubilados, será menor.

Según un estudio reciente de la OCDE en 2050 habrá 76 pensionistas por cada 100 trabajadores, lo que implica un ratio trabajador/pensionistas de 1,31 muy alejado del ratio de sostenibilidad mínimo que está establecido en 2 trabajadores por pensionista.

Los que nacimos en el llamado «Baby Boom