Pilar Martín Pérez

Sonia Esteban Rodríguez

 

 

 

 

CONDUCES TÚ

Coaching educativo: respirando el cambio

 

 

 

 

 

 

 

 

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COLECCIÓN: Gestión Emocional

DIRECTORA DE LA COLECCIÓN: Ana Martínez Dorado

 

 

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© Pilar Martín Pérez y Sonia Esteban Rodríguez

© Ilustración de portada: LUMO ARQUITECTOS

 

© Editorial EOS

Avda. Reina Victoria, 8. 2ª planta. 28003 MADRID

 

ISBN: 978-84-9727-683-2

 

Preimpresión: Ubica-t Soluciones Creativas

 

Made in Spain

 

 

 

A mis alumnos de los que aprendo cada día a ejercer y a ser.
A Esther, mi querida compañera de viaje.
A mi
Mater et Magistra que abrió todos los caminos y me señaló direcciones.
A Guille e Inés, el futuro. A Ana y Marcos que lo comparten conmigo.
A los Avella Romero que abrieron hueco para mí en la historia de sus vidas.
Al pelirrojo que vive frente al mar, mi segunda piel y mi abrigo en tantas ocasiones.
A la mejor mitad de mí, a mi AMOR, a Manu.
A Sonia, el regalo de una segunda juventud.

 

GRACIAS

Pilar

 

 

A los ingenieros, por su valentía y paciencia.

A cada una de las manos de la cadena de montaje, porque sin ellas no sería

“el todo más que la suma de las partes”.

A la última cifra de la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro.

Por lo irracional de su existencia, un ornitorrinco volando.

 

GRACIAS POR HACERme creer en la MAGIA

 

 

 

 

 

Prólogo

 

 

Estamos en el siglo de la autonomía y de la gestión personal, quien siga necesitando de la subvención del otro para mantenerse vivo con vida, será simplemente dependiente; es el momento de la capacidad singular, del poder que te otorga saber que se puede, es tiempo de la persona con mayúsculas, de la comprensión de cómo nos hacemos sufridores eternos, o cómo nos liberamos y renacemos como habitantes de nuestro destino.

Vivimos en un momento de la historia en el que conectar con nuestro mundo particular permite aportar al resto de la humanidad todo lo que podemos ofrecer, en el que disponemos de tecnología que nos permite comunicar de inmediato cada una de las ideas que nos llegan y cada una de las experiencias que nos moldean. Es la revolución de lo singular, no hay dos mentes iguales, y por ello debemos conseguir que cada una esté diseñada para obtener su mejor gestión.

Conseguir darnos cuenta de que nuestra fantasía y nuestra imaginación es para nuestro cerebro un territorio más real que lo que nos ocurre fuera de él, es parte primordial de esta revolución que en ese momento se convierte en evolución. La capacitación de gobernarnos a través de nuestra inteligencia más antigua, esa que está más cerca de nuestro sentir que de nuestro pensar, de la sabiduría de poder adaptarnos a nuestro entorno, es fundamental para saber localizar los caminos que nos llevan al destino y descubrir que es en este nivel donde conseguimos pasar del sufrimiento a la satisfacción.

Hasta ahora la creencia era que las cosas son importantes por lo que nos ocurre. Esto queda en un segundo plano, ahora lo importante es cómo lo vivimos y qué sentimos al vivirlo; es un espacio nuevo donde es más importante nuestra forma de convivir que las vivencias que tenemos con aquellos que nos rodean.

Conduces tú es un punto de inflexión en la manera de entender la educación, que rebosa de una nueva energía llena de verdad y ciencia, siendo un método para romper muchas barreras y tirar muchos muros. Ha habido muchas personas que han dado su vida para que hoy podamos leer una obra como esta. Vidas que lucharon por la libertad, por el conocimiento, por conseguir que la creencia añeja no aplastase la evidencia científica. Conduces tú da paso a una generación de educadores y estudiantes que conciben desde el primer minuto de su encuentro que el hecho de aprender es un derecho y una gran adquisición de la humanidad.

Para comprender la obra de Pilar Martín y Sonia Esteban voy a recordar alguno de estos acontecimientos en los últimos cinco siglos que han ayudado a que hoy tengamos este libro en nuestras manos.

Si partimos del siglo XV, siglo de las innovaciones, para poder sobrevivir era necesario el marquesado. Marqués viene de la palabra “marca”, tan importante en nuestro mundo actual. La marca entonces era el lugar que separaba un condado del otro y que estaba regulado por un noble que tenía el poder de conocer, en definitiva de tener información. Quien sabía y tenía conocimiento ponía su marca, en este caso no en el ganado, sino en las personas que trabajaban y morían a cambio de protección. Pero también es el siglo en el que se descubre América, fue la época de la curiosidad, del descubrimiento, de esa necesidad de conocer más allá de lo que en ese momento se ve delante de los ojos. Fue el tiempo en el que salir de la ignorancia era sinónimo de descubrir lejos del marquesado. Aquí se inicia ese viaje en el que se puede intervenir en el destino, se puede variar lo que ocurre siempre que se salte el muro de la marca, permutando protección por libertad, ya que la libertad necesita de la incertidumbre para poder vivirla.

En el siglo XVI el eslogan era renacer, en este momento era fundamental la conquista de otras usanzas y costumbres; fue el primer tiempo para la globalización, la curiosidad fue en aumento. Del descubrimiento, no sólo de nuevos mundos (ingleses y portugueses en África, y españoles en América), surgieron conocimientos científicos que colocaban a nuestro planeta en el lugar en el que se localiza en el sistema solar, de ahí surgen los estudios de Nicolás Copérnico con su teoría heliocéntrica que ya había propuesto en el siglo III a. C. Aristarco de Samos. Es ese tiempo en el que nuestro planeta deja de ser único y central y comenzamos a mirarnos desde la perspectiva y la magnitud del universo. Salimos de nuestro hábitat, somos capaces de mirar fuera de nuestra atmósfera y de la gravedad que nos contiene.

Ya en el siglo XVII, surge, tanto en el arte como en la mente del ser humano, el traspaso de la rigidez a la fluidez, descubriendo el movimiento, el giro de lo estático a lo dinámico, adaptándose a estilos de vida donde se producen constantes cambios y por esto diferentes maneras de vivir y de pensar; es una época donde se rompen los moldes, es el inicio de la física moderna, y con ello del método hipotético-deductivo, nace la necesidad del cómo sobre el por qué.

Para el siglo XVIII, siglo de las luces, es el momento de la Ilustración, y por ello el desencadenante de la palabra revolución desde la connotación del cambio, el cambio social y, sobre todo, es el predominio de la razón humana frente a la fe y la superstición, hito fundamental hasta nuestros días. La educación comienza a ser universal, saber comienza a percibirse como un valor.

Ya en el siglo XIX el término científico se hace expresión de los avances en economía, ingeniería, medicina y valores, es el siglo del sufragio universal, los movimientos migratorios, la medicina preventiva (anestesia y la antisepsia), la revolución industrial y del deseo de libertad por parte del pueblo. Es vital la relación entre la ciencia y la mayor esperanza de vida, el saber, por primera vez, consigue que el ser humano venza las infecciones y tenga una mejor calidad de vida, los descubrimientos científicos ayudan al pueblo a mejorar su sufrimiento.

El siglo XX ha sido el siglo de la sorpresa. Walter Isaacson (Time) habla de este centenario como “inspirador, espantoso a veces, fascinante siempre”. Es el siglo de los extremismos y en la tarea que nos concierne en este libro, es el siglo en el que la inteligencia emocional surge para equilibrar el imperio de la razón y la percepción, superando la creencia, hasta ese momento incuestionable, de que la emoción es como el lado nauseabundo del ser humano. Gestionar las emociones es necesario para conseguir que las empresas, las familias y los seres humanos puedan vivir con mayor calidad y sentirse capaces y, para ello, es necesario implantar estos conocimientos, en gestión emocional, en la propia escuela.

Conduces tú, simboliza el siglo XXI, donde tenemos que proporcionar la comprensión de todo aquello que conduzca a la capacidad de sentirse dueño de uno mismo y esta es la siguiente revolución; aquella que nos saque del fracaso por no ser bueno en matemáticas o lengua; la misma que diferencie los talentos sin menospreciar unos sobre los otros; esa que determine la importancia del sentir en las relaciones y los vínculos; la misma que es capaz de canalizar de manera incuestionable la intuición, el conocimiento, la convivencia, el respeto por uno mismo y por todos los que no piensan similar, de modo que sea posible gritar al mundo que “pensar diferente desde emociones compatibles permite la convivencia, mientras que pensar lo mismo, desde emociones incompatibles impide escuchar al otro y por ello desintegra el vínculo, ya que no hay nada tan injusto y que cree más desigualdad que pretender que todos seamos iguales. Tratar de forma singular a cada persona, es conseguir la verdadera igualdad entre los seres humanos”.

Ningún docente puede pretender enseñar si no lo hace de manera singular, si no dedica un espacio en su mente a cada uno de sus alumnos. La idea de que proporcionamos la enseñanza de una asignatura a una clase debe desaparecer, lo hacemos a personas únicas y que tienen mentes totalmente diferentes, igual que debe extinguirse la sensación de poder relacionarse con padres o con compañeros como si todos ellos fueran un grupo homogéneo. La palabra alumno, padre, compañero, es singular, por esto la relación debe ser uno a uno, sin colocar a cada persona en un cesto generalista que no define a ninguno. Conduces tú, presenta un método único e inédito de poder conseguir ese milagro de no ser docente para un elemento abstracto como es “la clase”.

Es habitual escuchar a los docentes indicar que tienen muchos alumnos en una clase, que no pueden tener relaciones con cada uno de ellos y esto no sólo es una defensa, sino que es la única manera de fracasar. Cada vez que un docente trabaja será escuchado y comprendido si cada alumno siente que le hablan a él y para conseguir que esto suceda sólo hay que seguir la metodología que en este libro Pilar y Sonia nos expresan.

Para que los alumnos estén motivados, su cerebro debe estar capacitado para activar todas las estructuras neurológicas que son necesarias para esta tarea, es por ello que el alumno que tiene curiosidad por la asignatura, que siente admiración por el profesor, que se abriga de seguridad en su centro, en su clase, con sus compañeros, consigue vivir verdaderos momentos de alegría y bienestar, será un alumno que no sólo aprobará la asignatura, sino que sentirá que el proceso de aprendizaje es uno de los componentes más importantes de su vida, consigue vivir en su C.A.S.A.

Pero para ello los docentes deben dar su enseñanza desde emociones compatibles, es decir, deben estar curiosos en su profesión, admirando del alumno todos sus valores y talentos, sentirse seguros ante la sociedad, con orgullo de hacer lo que hacen y por ello sentir gratificación en su profesión, en definitiva realizar la maestría desde una auténtica vocación.

Alumno y maestro deben establecer un vínculo como una relación mágica que sucede entre dos que se facilitan el respeto y la relación honesta. Un vínculo dirigido a descubrir lo que podemos ser, y no tanto a pasar de curso aprobando asignaturas. Es ahí donde Conduces tú demuestra que desde la primera clase los alumnos puntúan por encima del 7 sobre 10 en interés por lo mostrado en clase, siendo primordial que el “enganche” se produzca desde el primer minuto. Esta relación tan seductora parte del concepto primordial para el siglo XXI: la confianza. Quien no tiene confianza en sí mismo, y no trasporta este sentimiento a todos aquellos que le rodean, perderá toda la capacidad para ser creído y creíble.

Comprendo que muchos docentes, si me han leído hasta aquí, ya habrán pensado “tendrías que estar en mi clase”, y mi respuesta sería: cambia tu método, pero no sólo el cómo lo haces, sino lo que sientes, cambia tu emoción ante tu profesión, la emoción con la que llegas a clase, con la que te presentas a tus compañeros, esa emoción que sientes en el claustro. Nadie va a poder resolver por el momento que tengas muchos alumnos y algunos padres enmarcados en la desidia que emerge de la tristeza ante su vida, la rabia, el miedo, la culpa o el asco; pero a pesar de todo este panorama, el docente debe mantenerse en un estado emocional cercano a la curiosidad, la admiración y la seguridad; si te haces dueño de lo único que puedes apropiarte, que es de lo que te pasa, de la emoción que sientes, te aseguro que la mayoría de esos alumnos y padres, comenzarán a tener una motivación por el estudio y un vínculo con el docente que determine el cambio social.

Podemos cambiar todo si cada uno de nosotros nos hacemos dueños de nuestro propio cambio. Deja la excusa de que tú solo no puedes, todo lo contrario, cada individuo en el siglo XXI debe saber que con lo único que se puede es con aquello que dependa de él/ella y que sea posible. Este es el eslogan de esta revolución, hacer aquello que dependa de ti y que sea posible, el resto es literatura.

Para conseguirlo no hay que esperar a tener un don, hay que tener técnica, hay que saber el método. Un método que incluye al alumno desde el primer segundo, que quiere hacer la revolución desde el interior de cada persona, que quiere que la bomba que hace estallar el cambio sea una bomba llena de pasión, diversión, energía y por ello aprendizaje, es como si quisiéramos hacer estallar la monotonía, la desidia, la pasividad y aprobar exámenes como propuesta. Conseguir que el alumno se sienta sujeto activo del cambio, para encontrar en él su capacidad de movilizar la rueda del conocimiento y que emerja eso que tiene dentro, esa dinamita emocional que tiene que expresar, desde el entusiasmo de descubrir todo lo que es y lo que quiere ser.

Todo este camino lo puedes andar en Conduces tú, donde Pilar Martín con su generosidad ha bajado al ruedo del alumnado, se ha mimetizado en la piel de sus alumnos, dejando la atalaya de profe, para comprender desde la más absoluta de las empatías, concebir lo que el alumno siente y desde ahí ofrecerle lo que ya tiene dentro, aunque muchos no lo sepan. Donde Sonia Esteban hace alarde de su creatividad, de esa manera única que tiene de simplificar la complejidad, realizando una labor de vivir la docencia sin haber dejado aún muchos de los resortes de ser alumna, un híbrido necesario para saber por qué no se sabe lo que no se sabe.

Lo curioso de Pilar y Sonia, ya que en los últimos años he trabajado con más de un millar de profesores y maestros, es que ambas son el eco de muchos otros, son el emergente de una fuerza y un cambio que se está produciendo desde dentro de la docencia y, por ello, es necesario indicar que ya hay mucha gente trabajando en esta línea. Las autoras de este libro, han sabido recoger cientos de ideas, teorías y experiencias ajenas de gente muy sesuda y las han sabido plasmar en un protocolo repetible y eficaz de forma magistral, para comunicar un mensaje no desde la teoría sino desde la práctica, un mensaje que se sintetiza en un: “sí se puede”. La genialidad de Pilar y Sonia es que nos cuentan un recorrido personal, llevado a cabo a su manera. Y esa es otra de las claves de esta obra, que cada quien encuentre con este método la forma de hacerlo suyo.

Lo hacen en EOS como no podía ser de otra manera, en la editorial en la que hace justo un año publiqué Es Emocionante Saber Emocionarse. Si aquel fue mi último hijo y vio la luz un 20 de enero de 2014 (cuando cumplí 50 años) y ahora, después de un año, me regalan este Conduces tú, que es como mi sobrino, ya que desde el acrónimo C.A.S.A. (Curiosidad, Admiración, Seguridad y Alegría) me otorgan el título de arquitecto y con ello me siento padrino emocional de la criatura.

En esta obra podrás reconocer la emigración intelectual desde la pregunta más habitual del estudiante tradicional: ¿Qué tengo que estudiar? A la verdadera pregunta del estudiante que sabe conducir su vida como estudiante: ¿Para qué tengo que estudiar? El paso fundamental en la didáctica y la psicopedagogía de este momento es que la respuesta a esa pregunta sea: para mí, para mí mismo. Conseguir la responsabilidad del alumno, que sea responsable no sólo de lo que estudia sino de lo que se compromete con lo que estudia y con quién le puede guiar en su aprendizaje es la clave de esta educación del siglo XXI que nos dibuja Conduces tú.

Es cambiar el paradigma de ir a clase para que pase el tiempo, a soy yo el que elige y no soy alumno de cualquier docente y, por ello, soy responsable de mí mismo, no tengo a un instructor para que me saque de mi pasividad, soy un sujeto activo que exijo energía a mi enseñante, ya que lo que se está acometiendo me importa y mucho, tanto como el aire que respiro. Gracias maestras por Conduces tú. Coaching educativo: respirando el cambio. Bienvenidos a C.A.S.A.

 

Roberto Aguado